La función evocadora de la fraseología en la oralidad ficcional y su traducción

  1. Schellheimer, Sybille
Dirixida por:
  1. Jenny Brumme Director
  2. kristin Reinke Co-director

Universidade de defensa: Universitat Pompeu Fabra

Fecha de defensa: 18 de decembro de 2015

Tribunal:
  1. Carmen Mellado Blanco Presidenta
  2. Victòria Alsina Keith Secretario/a
  3. Holger Siever Vogal

Tipo: Tese

Teseo: 397766 DIALNET

Resumo

Resumen El objetivo de esta tesis doctoral es investigar el potencial evocador que tiene la fraseología en el marco de la oralidad ficcional. Para ello, se analizará un corpus paralelo constituido por una novela infantil del autor alemán Erich Kästner y sus traducciones al castellano y catalán. Las unidades fraseológicas a menudo se han asociado con el lenguaje hablado. Por un lado, confieren expresividad y subjetividad al enunciado. Por otro lado, su convencionalización, fijación y valor pragmático las convierten en unidades prefabricadas a la disposición del hablante para resolver situaciones comunicativas recurrentes. Además, la mayoría de estas unidades se relacionan con variantes no estándar de la lengua. Por lo tanto, los fraseologismos constituyen uno de los recursos mediante los cuales se puede evocar el lenguaje hablado en textos escritos. El análisis busca determinar cuáles de las diferentes características de las unidades del texto original se mantuvieron invariables en los textos meta. Introducción y objetivos Los fraseologismos son la sal y la pimienta de la lengua. Para los hablantes de un idioma, constituyen un recurso muy útil para dar expresividad a sus enunciados, además de articular de forma sintética y precisa contenidos y connotaciones que enseguida son comprendidos por los demás miembros de la comunidad lingüística. Para los aprendientes de una lengua, dominar los fraseologismos y utilizarlos de forma adecuada es todo un reto. Además, algunas unidades fraseológicas expresan particularidades muy específicas del sistema lingüístico o de la cultura de origen, por lo que incluso hay quienes las consideran intraducibles. Indudablemente, las expresiones idiomáticas plantean no pocos problemas al traductor: desde la identificación y correcta interpretación de una locución en el texto original, hasta la decisión sobre cómo sustituirla adecuadamente en el texto meta. Aparte de su significado figurativo lexicalizado, a la hora de traducir una unidad fraseológica habría que tener en consideración también la función y las diferentes características de la unidad original, como pueden ser la imagen subyacente, el registro lingüístico o los valores connotativos asociados a una expresión idiomática. El presente trabajo tiene como propósito investigar el empleo y la traducción de la fraseología en relación con la evocación del lenguaje hablado en la literatura. Para ello, se analizará un corpus paralelo constituido por la novela infantil Emil und die Detektive de Erich Kästner (1929) y sus traducciones al castellano y al catalán. De esta manera, el proyecto pretende unir tres áreas de investigación que han recibido considerable interés en los últimos tiempos por parte de la comunidad científica: la traducción de la oralidad ficcional, la fraseología y la literatura infantil. El objetivo central es, por una parte, indagar en la función que tienen las unidades fraseológicas en la inmediatez comunicativa, y más específicamente en la representación de esta en el marco de la oralidad ficcional. Por otra parte, pretendemos estudiar los problemas a los que se enfrenta el traductor a la hora de trasladar estos elementos del discurso original al texto meta. Mediante el mencionado corpus queremos describir y analizar las soluciones propuestas por los diferentes traductores para establecer el grado de (in)equivalencia entre las unidades fraseológicas del original y los elementos correspondientes de las traducciones. Otro objetivo es determinar hasta qué punto la función de la fraseología como elemento evocador de oralidad se ha mantenido invariable en los textos meta. El enfoque del análisis es esencialmente lingüístico-textual y se fundamenta en la noción de la equivalencia traductora. El trabajo se divide en dos partes: el marco teórico y el análisis traslativo. En la primera parte repasaremos las aportaciones más relevantes de las tres áreas de investigación mencionadas en relación con el objetivo del estudio. En base a estas consideraciones, elaboraremos los conceptos y la metodología necesarios para llevar a cabo, en la segunda parte, el análisis traslativo de acuerdo con los objetivos establecidos. El primer capítulo está dedicado a la lengua hablada y la oralidad ficcional. En las últimas décadas se han llevado a cabo numerosos estudios, no solo sobre la diferencia entre oralidad y escrituralidad, sino también sobre la distinción entre el lenguaje hablado real y el recreado en textos escritos, denominado oralidad ficcional. En el año 1990, Peter Koch y Wulf Oesterreicher presentaron su modelo de variación lingüística, basado en los conceptos de inmediatez y distancia comunicativa. En relación con dicho modelo, propusieron un catálogo de rasgos universales de la lengua hablada. Los autores introdujeron la noción de un continuo concepcional entre cuyos polos se sitúan las realizaciones lingüísticas. Estas pueden presentar una concepción hablada o escrita, independientemente de su medio, es decir, su canal de realización en forma fónica o gráfica. De esta manera, un texto escrito puede presentar rasgos del lenguaje hablado si fue concebido bajo determinadas condiciones comunicativas. También en los textos literarios a menudo encontramos elementos típicos de la inmediatez comunicativa, lo que, como observa Paul Goetsch (1985, pág. 202) se debe generalmente a una estrategia por parte del autor. La simulación del lenguaje hablado a través del medio escrito de un texto ficcional es una herramienta de la que los autores se valen con frecuencia para crear un discurso vivo y auténtico, para caracterizar a los personajes y conferir más realismo a los diálogos. Esta oralidad ficcional hace que el traductor se enfrente a diversos problemas, por lo que no es de extrañar que el estudio de este fenómeno bajo aspectos contrastivos también haya llamado la atención de los investigadores de los estudios de traducción. En los últimos tiempos, numerosas obras han indagado en el tratamiento que ha recibido la oralidad ficcional por parte de los traductores (Freunek, 2007; Brumme, 2012a). En el segundo capítulo, repasaremos brevemente las principales características y funciones de las unidades fraseológicas y presentaremos dos de las propuestas de clasificación más difundidas, la de Harald Burger (1998) y la de Gloria Corpas Pastor (1996). La finalidad principal de este capítulo es establecer la terminología que utilizaremos en el presente trabajo en relación con la fraseología y describir los conceptos relevantes para el estudio. Como argumentaremos en el tercer capítulo, el empleo de ciertos fraseologismos es un rasgo característico del lenguaje hablado. Estas unidades, por tanto, forman parte del repertorio de elementos lingüísticos a los que los autores pueden recurrir para evocar oralidad en sus textos escritos. Sin embargo, los estudios dedicados a la relación entre fraseología y oralidad en general (Burger, 1979; Stein, 2007), y a la traducción de las expresiones fijas en el marco de la oralidad ficcional en concreto (Segura García, 1993; Brumme, 2012b; 2013), son relativamente escasos. Los factores que favorecen el uso de las unidades fraseológicas en el lenguaje hablado derivan de sus características principales, a saber, la polilexicalidad, la fijación y la idiomaticidad. Las expresiones fijas son elementos lingüísticos que están a la disposición de los hablantes para la resolución de situaciones comunicativas específicas. Implican cierto grado de rutinización y convencionalización que facilita tanto la producción como la recepción del discurso. Asimismo, debido a las connotaciones asociadas a las expresiones idiomáticas, pueden comunicar información adicional de forma sintética. Es de suponer, pues, que la inmediatez comunicativa, que está caracterizada por la espontaneidad y la falta de planificación, favorece el uso de fraseologismos como unidades prefabricadas del habla, lo que obedecería al principio de la economía expresiva. Asimismo, el empleo de giros idiomáticos confiere expresividad al discurso, por lo que frecuentemente se emplean en situaciones comunicativas con fuerte implicación emocional. En este contexto, los hablantes recurren a unidades fraseológicas para intensificar o exagerar el discurso, así como para expresar valoraciones, emocionalidad y afectividad. Finalmente, la mayoría de las expresiones idiomáticas lleva una marca diasistémica que las sitúa por debajo del lenguaje estándar. De acuerdo con estas observaciones, elaboraremos una propuesta de clasificación de fraseologismos que pueden considerarse propios del lenguaje hablado y que, consecuentemente, también forman parte del conjunto de mecanismos a los que un autor puede recurrir para evocar oralidad en el texto escrito. En el cuarto capítulo revisaremos los aspectos traductológicos más importantes para el presente trabajo, particularmente la noción de equivalencia, que en los estudios de traducción es uno de los conceptos centrales y a la vez más controversialmente discutidos. De acuerdo con el enfoque adoptado, la equivalencia traductora se define como un factor común entre una unidad del texto original y la correspondiente unidad del texto meta. A la hora de traducir una unidad del texto original, en la mayoría de los casos no todas las características de esta unidad original ¿como pueden ser el significado, la forma, las connotaciones, etc.¿ pueden ser transferidas al texto meta. El traductor decide, de forma deliberada o inconsciente, cuáles de estas características se reproducirán en el texto meta y que, por tanto, se mantendrán invariables. De esta manera, el proceso de traducción se lleva a cabo de acuerdo con ciertas exigencias de invariación (Albrecht, 1990, pág. 75). En el análisis comparativo de una traducción con el texto original se manifiesta la invariante traductora, aquellos elementos del texto meta que mantienen un vínculo de equivalencia con las correspondientes unidades del original. La equivalencia es, pues, una noción relativa que se da en función de las exigencias de invariación. Estas, a su vez, se ven sometidas a diferentes factores, como puede ser el texto original (sus características y su función), la finalidad del texto meta y sus destinatarios, así como la situación de elaboración de la traducción. Desde esta perspectiva, adoptaremos un enfoque lingüístico-descriptivo (Koller, 2004, pág. 344) que se concentra en el factor de la lengua. Como veremos en el capítulo cinco, la noción de equivalencia juega un papel igualmente importante en la fraseología contrastiva, ámbito en el que ha experimentado una evolución parecida a la que ha seguido en los estudios de traducción. En los inicios de este campo del saber, se analizaron los fraseologismos como unidades aisladas del sistema lingüístico y se establecieron equivalencias entre pares de fraseologismos fuera de contexto. Sin embargo, la influencia de disciplinas como la pragmática y la lingüística textual ha desplazado el foco de interés de la fraseología hacia el comportamiento pragmático-discursivo de las unidades fijas. Asimismo, el concepto de equivalencia fraseológica está concebido hoy en día como una noción relativa, que tiene en cuenta las funciones que una unidad fraseológica pueda asumir en un contexto concreto (Torrent, 2012). El capítulo seis está dedicado a la literatura infantil y juvenil y su traducción. Debido a las características del género como instrumento pedagógico y educativo, la producción y, más aún, la traducción de las obras literarias dirigidas a niños frecuentemente están sujetas a diferentes restricciones. Estas inciden en cuestiones como los contenidos que se tratan en las obras o en cómo presentar estos contenidos de una forma que se considere apropiada para los jóvenes lectores. Sin embargo, mientras que el autor de una obra original, por regla general, cuenta con más libertades a la hora de incorporar en su relato elementos que transgreden la norma moral o lingüística de su ámbito cultural, los traductores se ven sometidos a unas restricciones más severas. Por esto es habitual observar numerosas divergencias en las traducciones de obras de literatura infantil a través de las cuales los textos meta se acercan más a las normas imperantes en la cultura meta (Shavit, 1986). Finalmente, en el capítulo siete resumiremos brevemente los resultados de algunos estudios que se han hecho en relación con el uso de la fraseología en la obra de Kästner (Burger, 1997; Richter-Vapaatalo, 2007). En base a las reflexiones de la primera parte, llevaremos a cabo, en la parte dos, un análisis descriptivo de las obras del corpus. La hipótesis central desde la que vamos a partir es que, como elemento característico de la inmediatez comunicativa, las unidades fraseológicas pueden asumir una función evocadora del lenguaje hablado en el marco de la oralidad ficcional. Analizaremos las obras del corpus respecto, por una parte, a rasgos de oralidad ficcional, y, por otra parte, a las unidades fraseológicas y su función en los textos. Estableceremos el tipo de equivalencia entre las unidades del original y los elementos correspondientes de las respectivas traducciones. De esta forma, podremos extraer conclusiones sobre las exigencias de invariación por las que se rigieron los traductores. Relacionaremos el grado de invariación de los rasgos de oralidad que se pudiera dar en un texto meta con el grado de invariación de la función evocadora de las unidades fraseológicas para analizar el papel que desempeña la fraseología en la evocación del lenguaje hablado. El estudio de la oralidad ficcional es una línea de trabajo que actualmente cuenta con considerable peso en los Estudios de Traducción. Para el análisis de este fenómeno, el mencionado modelo presentado por Koch y Oesterreicher (1990) ha resultado de gran utilidad. Sin embargo, este modelo desatiende el potencial de las unidades fraseológicas como elemento característico del lenguaje hablado. Asimismo, a pesar de que no parece haber duda entre los fraseólogos sobre la relación entre fraseología y oralidad, no existe una clasificación abarcadora de las unidades fraseológicas que pueden considerarse típicas del uso oral de la lengua y que, por tanto, forman parte de los elementos a los que se puede recurrir para evocar el lenguaje hablado en el marco de la oralidad ficcional. Con el presente trabajo queremos ampliar la base de conocimientos sobre el papel que desempeña la fraseología en el lenguaje hablado en general y en la oralidad ficcional en concreto, y llenar las lagunas antes mencionadas. Resultados y conclusiones El análisis de la novela original que hemos llevado a cabo ha hecho patente la concepción hablada de la obra. El autor evoca el uso oral del lenguaje mediante un gran número de recursos diferentes, a saber, un bajo grado de complejidad sintáctica con un predominio de la parataxis, marcadores discursivos, interjecciones, onomatopeyas, partículas modales, fraseologismos y elementos con marca diasistémica. En el análisis del texto original hemos recogido 117 fraseologismos. Casi todos (114) pueden considerarse pertenecientes al lenguaje hablado según los criterios que hemos establecido. El empleo de los fraseologismos como forma de evocar el medio oral se hace especialmente patente en el discurso de los personajes: el camarero Nietenführ, que desempeña un papel secundario en la novela, está caracterizado como una persona muy campechana y jovial que utiliza un lenguaje particularmente expresivo y figurativo. Aparece en un único diálogo que se extiende en cinco páginas, pero en esta corta intervención, que muestra un número marcadamente alto de rasgos típicos del lenguaje hablado, utiliza nueve expresiones fijas, la mayoría de ellas altamente idiomáticas. Asimismo, la prima de Emil, Pony Hütchen, se presenta como la típica Berliner Göre, una chica deslenguada de la capital. Su lenguaje destaca por los numerosos giros idiomáticos y expresiones juveniles y berlinesas. De esta forma, las unidades fraseológicas no solo evocan el lenguaje hablado, sino que apoyan la caracterización de los personajes y ayudan a convertir el texto en una novela amena y atractiva para los lectores. La traducción al castellano de Benítez (ES) muestra algunos recursos típicos del lenguaje hablado, como interjecciones, onomatopeyas y marcadores discursivos. Sin embargo, gran parte de los demás elementos evocadores de oralidad que encontramos en la novela original fueron neutralizados u omitidos. Además, el análisis del texto revela una sustancial falta de rigor en la elaboración de la traducción, ya que el texto contiene muchos calcos sintácticos, no correspondencias léxico-semánticas, omisiones y faltas de ortografía. La traducción está caracterizada por un alto grado de literalidad y una falta de naturalidad en la lengua meta. Esto lleva a la conclusión de que las características estilísticas del original que resultan en un discurso idiomático con diálogos verosímiles no fueron una exigencia de invariación priorizada por el traductor. De las 117 unidades fraseológicas del original, se reproducen 64 en forma de unidad fraseológica en la traducción española (62 de ellas con función evocadora). Un total de 80 de las propuestas de traducción que corresponden a una unidad fraseológica del texto original (reproducciones fraseológicas y no fraseológicas) pueden considerarse evocadoras del lenguaje hablado y de esta forma constituyen equivalentes contextuales funcionales. Por otra parte, el traductor introdujo 15 unidades fraseológicas nuevas en el texto que pudieran compensar la reproducción no fraseológica en otros segmentos. Casi todas (13) de estas unidades fraseológicas nuevas corresponden a segmentos del texto original que evocan el lenguaje hablado. De esta forma, el número total de unidades fraseológicas en la traducción es de 79, muy inferior al del original. La primera traducción al catalán de Font (CA1) se caracteriza por un elevado grado de naturalidad en la lengua meta y de evocación del lenguaje hablado. Sin embargo, el traductor consigue este efecto mediante recursos diferentes a los del autor del texto original. Omite o neutraliza gran parte de las interjecciones y onomatopeyas, así como de las expresiones del lenguaje juvenil, insultos y palabrotas. En cambio, introduce otros elementos que son muy característicos del lenguaje hablado catalán, especialmente dislocaciones sintácticas y marcadores discursivos. Sin embargo, al contrario que el original, cuyas características lingüístico-estilísticas representaron una innovación en el género, la traducción de Font se asimila más a un patrón convencionalizado del lenguaje oral que frecuentemente recuerda a las rondalles, las narraciones populares de transmisión oral, y en ningún momento transgrede la norma lingüística. En lo que a los fraseologismos se refiere, la primera traducción al catalán reproduce 59 de las unidades del original en forma de unidad fraseológica, casi todas (56) con función evocadora. En total, a 80 de los segmentos traducidos correspondientes a unidades fraseológicas del original se les puede atribuir una función evocadora del lenguaje hablado. Estos números son un poco inferiores a los de la traducción al español. Sin embargo, en 91 ocasiones, Font introduce expresiones fijas nuevas en su traducción, todas con función evocadora. De estas unidades fraseológicas nuevas, 66 se corresponden con segmentos del texto original que no evocan el lenguaje hablado. De esta forma, el número total de unidades fraseológicas de la traducción de Font es de 150 y considerablemente más alto que en la novela original. Finalmente, en la segunda traducción al catalán de Monton (CA2) también podemos encontrar muchos elementos que evocan el lenguaje hablado, particularmente marcadores discursivos, onomatopeyas y mecanismos de modulación. Al contrario que en las dos traducciones anteriores, Monton pone en boca de los niños protagonistas muchas expresiones típicas de este grupo social, aunque una vez más las expresiones malsonantes fueron atenuadas. Por otra parte, otros mecanismos de la mímesis de oralidad fueron neutralizados. A lo largo de la traducción, se puede apreciar cierta estrategia de compensación por parte del autor, ya que en algunos fragmentos introduce nuevos elementos que evocan la oralidad, especialmente interjecciones y marcadores discursivos. Sin embargo, la evaluación global lleva a la conclusión de que las pérdidas predominan sobre la compensación y que el texto en su conjunto no llega al nivel de evocación del lenguaje oral del original. En este texto meta se pueden apreciar 71 reproducciones fraseológicas de unidades fraseológicas del original. Una vez más, casi todas (70) evocan el lenguaje hablado. Un total de 88 de las propuestas de traducción de las unidades fraseológicas del original tienen una función evocadora, es decir, constituyen equivalentes contextuales funcionales. Por otra parte, hay 32 casos de compensación, de los cuales 12 corresponden a segmentos del original que no tienen rasgos de oralidad. El número total de unidades fraseológicas de esta traducción es de 103, un poco inferior al original. Somos conscientes de que un análisis traslativo como el que hemos llevado a cabo en este trabajo no sería completo sin un estudio de los factores extratextuales que pudieran influir al traductor en su toma de decisión. En particular, factores como las normas lingüísticas, culturales y morales reinantes en la sociedad, así como la situación y las condiciones laborales de los traductores y las circunstancias de la producción editorial potencialmente se reflejan en las traducciones, y más en un género que goza de poco prestigio como lo es la literatura infantil y juvenil. Sin embargo, por cuestiones de envergadura aquí nos tenemos que limitar a esbozar algunas circunstancias que pueden arrojar luz sobre los resultados del presente estudio. En el caso de la versión en castellano de Benítez, la evidente desidia con la que se llevó a cabo la traducción ¿y que resultó en numerosos calcos sintácticos, inequivalencias semánticas, sinsentidos, omisiones, errores ortográficos, etc.¿ se puede relacionar con el poco prestigio con el que contaba la literatura infantil y juvenil, y más aún la traducción de este género, en un sistema literario fuerte y establecido como era el español en el momento de la traducción. En lo que concierne a la primera traducción al catalán, esta se llevó a cabo en pleno Noucentisme, la corriente cultural e ideológica que, entre otros objetivos, pretendía una renovación del modelo de la lengua basado en la norma y la corrección. Tal como afirma Marco, ¿[é]s ben sabut que una de les principals prioritats dels noucentistes fou la de crear un model de llengua o patró estilístic, sobretot en el camp de la prosa, que fes de la llengua catalana un vehicle apte per a tot tipus d¿usos socials i culturals¿ (Marco, 2000, pág. 32). En la traducción, firmada por el periodista y poeta noucentista Font, se puede apreciar claramente esta voluntad. Aunque el texto evoca el lenguaje hablado, el traductor consigue esta evocación recurriendo a mecanismos que no se encuentran en oposición directa con la norma lingüística, en particular al usar dislocaciones sintácticas, marcadores discursivos, fraseologismos y fórmulas convencionalizadas del género de los cuentos tradicionales de transmisión oral (rondalles). A la vez, prescinde de cualquier transgresión del lenguaje prescriptivo así como de expresiones malsonantes. Con la estabilización del sistema cultural y de la norma lingüística, sin embargo, esta tendencia pierde peso. Para las épocas posteriores, [p]odria afirmar-se [¿] que allò que ha canviat bàsicament entre l¿aproximació noucentista a la traducció i la d¿aquells traductors contemporanis que, tot separant-se d¿aquella tradició, malden per produir traduccions «funcionals» i «pragmàtiques» és, per dir-ho amb termes de Toury, la norma inicial. S¿ha passat de considerar que la literatura traduïda havia de servir primordialment per a divulgar i promoure un determinat model de llengua o norma estilística (amb la qual cosa les traduccions queien cap a la banda de l¿acceptabilitat) a deixar de banda aquesta funció i aspirar principalment (i això no és pas poc) a incorporar al sistema literari català obres d¿altres cultures d¿acord amb els criteris de respecte envers l¿original i tots els seus matisos, i d¿idiomaticitat o naturalitat en l¿expressió lingüística (tendència cap a l¿adequació). (Marco, 2000, pág. 43) Caterina Briguglia relaciona esta tendencia a la adecuación de las traducciones catalanas contemporáneas con ¿el esfuerzo por respetar la intención original de caracterizar a los personajes por su idiosincrasia lingüística y por mantener al menos dos diferentes niveles de lengua¿ (Briguglia, 2009, pág. 252). Este fenómeno se puede apreciar en la segunda traducción al catalán de Monton. De los tres textos meta, esta versión es la que más elementos con marcas diafásicas presenta. En relación con las hipótesis que hemos formulado al inicio del trabajo, podemos sacar las siguientes conclusiones de los resultados del análisis traslativo: En primer lugar, ha quedado patente el estrecho vínculo que existe entre la fraseología y el uso oral de la lengua. Casi todas las unidades fraseológicas del corpus pueden considerarse coloquiales y/o evocadoras del lenguaje hablado de acuerdo con los criterios establecidos. Asimismo, los dos textos meta que más rasgos de oralidad presentan ¿las dos traducciones al catalán¿ también contienen más fraseologismos. Por otra parte, el número de reproducciones fraseológicas que se corresponden a unidades fraseológicas del original es muy similar en los tres textos meta (64/59/71). Nos parece plausible suponer que, a la hora de encontrarse con una expresión idiomática en el texto original, la tendencia natural del traductor sería intentar traducirla por otra expresión idiomática en lengua meta, si esto es posible (Corpas Pastor, 2000, pág. 500). De acuerdo con esta suposición, el mencionado dato no sorprende mucho, ya que las lenguas meta son dos idiomas muy parecidos y cuentan con repertorios fraseológicos similares. Las diferencias entre los tres textos meta y entre las posturas de los diferentes traductores en relación con la traducción de la fraseología se hacen patentes en la estrategia de compensación que los traductores persiguieron o no. Benítez introduce únicamente algunas pocas unidades fraseológicas nuevas en su traducción (15). Además, casi la mitad de ellas son comparativas estereotipadas u otras expresiones fijas que se corresponden a adjetivos o adverbios en el original que llevan un intensificador (mordsmäßig, scheintot, pechschwarz, blitzartig, blitzrasch, hundsgemein, seelenvergnügt). Estas expresiones, al ser monoléxicas, no pueden considerarse unidades fraseológicas. Sin embargo, en su significado y función son equivalentes a las comparativas correspondientes. Asimismo, las restantes unidades fraseológicas introducidas por Benítez se corresponden casi todas con segmentos del original que también tienen una función evocadora del lenguaje hablado. De esta forma, el efecto de compensación de las unidades fraseológicas nuevas en esta traducción es casi nulo. No así en el caso de la traducción de Font. Como ya vimos, con 91 unidades el número de unidades fraseológicas nuevas en este texto meta es muy elevado. De estas unidades, 66 fueron introducidas en fragmentos que en la novela original no evocan el lenguaje hablado. Por consiguiente, el efecto de compensación es muy acusado, tanto en lo que se refiere a la cantidad de unidades fraseológicas, como en relación con la función evocadora. Además, en este contexto habría que recordar que, con toda probabilidad, la traducción de Font es una traducción indirecta realizada a partir de la versión española. Es bastante asombroso, y señal de mucha sensibilidad lingüística por parte del traductor, que a pesar de ser una traducción indirecta, el texto de Font se asemeja en muchos aspectos más al original que la traducción puente, en particular en lo que se refiere a la evocación del lenguaje hablado y al empleo de la fraseología. Monton también introduce un número no despreciable de unidades fraseológicas nuevas (32). En 12 de estos casos, el segmento correspondiente del texto original no evoca el uso oral del lenguaje, de modo que se puede apreciar una clara voluntad de compensación por parte del traductor. Sin embargo, el número total de unidades fraseológicas de la traducción no llega al del original, al igual que el efecto de evocación del lenguaje hablado es un poco menor en el texto meta en su conjunto si se compara con el original. Estos resultados confirman la hipótesis de que la fraseología tiene el potencial de evocar el lenguaje hablado en el marco de la oralidad ficcional y que los autores, ya sea de forma deliberada o inconsciente, recurren a estos elementos lingüísticos para construir un discurso concepcionalmente hablado en el medio escrito. Los traductores en cuyos textos se puede apreciar la oralidad ficcional del original como invariante traductora también persiguieron una estrategia de compensación para subsanar la reproducción no fraseológica de unidades fijas en otros fragmentos del texto. Sin embargo, en el caso de la traducción de Font, a nuestro parecer el alto nivel de actividad fraseológica no es únicamente atribuible al propósito del traductor de reproducir un lenguaje marcado por rasgos de oralidad. Como vimos, la normalización lingüística del catalán fue una de las mayores prioridades de los escritores de su tiempo. En relación con este hecho, el profuso empleo de expresiones convencionalizadas en esta traducción dirigida a niños se puede entender como estrategia para fomentar la adquisición de estas unidades por parte de los lectores. El análisis ha confirmado también las dificultades a las que se enfrentan los traductores a la hora de encontrarse con una unidad fraseológica en el texto original. En algunos casos, una unidad fraseológica con bajo grado de idiomaticidad y que tiene una lectura literal en su contexto no fue reconocida como expresión fija y traducida mediante un calco, es decir, una reproducción del esquema semántico-conceptual de la unidad original. Este ha sido el caso con jemandem etwas lassen müssen, que fue traducido por dejar algo para alguien en ES, en vez de reconocerle algo a alguien. La expresión sich eins pfeifen, que quiere decir hacerse el indiferente, también fue interpretada de forma literal por los tres traductores y traducida como ponerse a silbar/posar-se a xiular. Por otra parte, como apuntó Baker (1992, págs. 66-67), a veces existe una unidad fraseológica en una lengua que en la superficie guarda un cierto parecido con otra unidad fraseológica en otra lengua, pero que tiene un significado o connotaciones muy diferentes. Sin embargo, si un traductor desconoce estas diferencias, es posible que opte por el fraseologismo aparentemente equivalente, asumiendo un cambio de sentido o la pérdida de las connotaciones asociadas a la unidad original. De esta forma, la expresión Stielaugen machen fue traducida en ES y CA2 por mirar de reojo y mirar de reüll, respectivamente. Mientras que la unidad original denota asombro, la española significa `mirar disimuladamente¿, y la catalana `mirar con desconfianza¿. Es de suponer que los traductores desconocían la expresión alemana y emplearon un fraseologismo con el mismo lexema somático que el de la unidad original y cuyo significado figurativo encaja en el contexto. Sin embargo, con ponérsele los ojos como platos/posar uns ulls com unes taronges y con mirar con ojos desorbitados/mirar amb ulls desorbitats vemos que existen fraseologismos que no solo tienen el mismo significado, sino que también, en el caso de la segunda expresión, evocan una imagen muy parecida a la de la unidad original (que podría glosarse como `mirar con los ojos puestos en palos¿). Otra solución habría sido utilizar el adjetivo boquiabierto/bocabadat, y aunque no se trata de una unidad fraseológica, esta expresión reproduce el mismo sentido y también tiene un valor figurativo semejante al del original, por lo que constituiría una equivalencia contextual funcional. Otro caso parecido sería Gott sei getrommelt, que parece muy similar a expresiones como Gott sei Dank o Gott sei gelobt. En las traducciones encontramos los equivalentes a estas dos últimas expresiones, alabado sea Dios y alabat sia Déu en ES y CA2, así como gràcies a Déu en CA1. Sin embargo, mientras que Gott sei Dank/gràcies a Déu es una rutina conversacional que se utiliza habitualmente sin intención pía, Gott sei gelobt/alabado sea Dios/alabat sia Déu es una invocación religiosa con marcado carácter formal. La expresión original Gott sei getrommelt, por su parte, es una exclamación de alivio que parodia las evocaciones religiosas. Se emplea con intención humorística y también denota cierta falta de respeto, lo que repercute en la caracterización del personaje. Estos matices no solo se pierden en los textos meta, sino que, en el caso de alabado sea Dios/alabat sia Déu, la traducción incluso tiene un efecto contrario. Para evitar este tipo de lapsus, un traductor debería analizar una unidad fraseológica con relación a las connotaciones asociadas y las funciones que despliega en su contexto para poder elegir un equivalente adecuado en la lengua meta, ya sea fraseológico o no. Durante el análisis que hemos llevado a cabo, se han hecho patentes las carencias que presentan muchas obras lexicográficas fraseológicas a este efecto. Solo algunas de las obras de referencia consultadas incluyen información sobre el uso de los fraseologismos registrados, en la mayoría de los casos en forma de la marca diasistemática que se puede atribuir a la unidad en cuestión. Otras informaciones, como contextos o paráfrasis explicativas que pueden ilustrar las funciones en diferentes contextos y apuntar a restricciones de uso, se encuentran más raramente. En particular en el caso del catalán, ninguna de las obras consultadas incorpora este tipo de información de forma sistemática y generalizada. Además, a pesar de que en los últimos años el estudio de la fraseología contrastiva entre el alemán y el catalán ha recibido creciente atención, todavía no existe un diccionario fraseológico bilingüe de este par de lenguas. El presente trabajo también apunta a los límites que tiene la aplicación del modelo de Koch y Oesterreicher ([1990] 2011; 2007) ¿que describe las características del lenguaje hablado real¿ en el análisis de la oralidad ficcional. El catálogo de rasgos típicos del lenguaje hablado elaborado por los autores tiene gran utilidad a la hora de identificar los elementos presentes en un texto escrito que tienen el potencial de evocar el uso hablado de la lengua. Para una mayor comprensión de cómo funciona la construcción de oralidad en textos de ficción, sin embargo, se hacen necesarios mecanismos para evaluar el impacto que tienen los diferentes fenómenos lingüísticos con potencial evocador, entre ellos las unidades fraseológicas. Consiguientemente, un desiderátum que se plantea en relación con el presente estudio es la incorporación de un método de evaluación cualitativa de las propuestas de traducción. Sin duda, traducciones como aburridísimo o és un fàstic se quedan cortas en comparación con el original es ist zum Kotzen, en lo que a expresividad, coloquialidad y potencial evocador de oralidad se refiere. Sin embargo, en el estudio se les atribuye a ambas una función evocadora, en el primer caso por el superlativo, que confiere énfasis, y en el segundo caso por tratarse de una rutina conversacional. De esta forma, el estudio es puramente cuantitativo. En posteriores estudios sobre el potencial evocador de oralidad de la fraseología sería deseable desarrollar criterios para evaluar cualitativamente este potencial. Además, al tratarse de un corpus muy reducido con obras de un único género y con solo dos combinaciones lingüísticas, se hace necesario llevar a cabo estudios adicionales para verificar las hipótesis que hemos desarrollado. Sería sobre todo interesante ver si la fraseología asume las mismas funciones en relación con la oralidad ficcional que hemos podido observar en este estudio en obras que no pertenezcan a la literatura infantil y juvenil (donde, como vimos, la fraseología juega un papel especial). Otro campo de estudio en relación con las cuestiones que hemos tratado en el presente estudio serían las adaptaciones. Habría que investigar cómo se ve afectada la actividad fraseológica de un texto original al adaptarlo a otro género ficcional (por ejemplo adaptaciones de una novela en forma de novela gráfica o de película) de acuerdo con las convenciones del género, el papel que desempeña la oralidad ficcional y las posibilidades que ofrece el medio. De esta forma, como en el medio audiovisual se completa el código verbal con otros códigos (no verbal, paraverbal, auditivo, visual), la manera de construir la oralidad ficcional en una adaptación fílmica o teatral de un texto escrito puede variar considerablemente en comparación con el original. En este sentido, el presente trabajo solo se encuentra en el inicio de la investigación sobre la relación entre fraseología y oralidad ficcional. Con todo, creemos que hemos aportado nuevos conocimientos sobre esta relación que podrían resultar útiles para futuros estudios. Corpus CA1 = Kästner, E. (1935). Emili i els detectius. (Traducción de M. Font). Barcelona: Joventut. CA2 = Kästner, E. (2010). Emili i els detectius. (Traducción de R. Monton Lara). Barcelona: Animallibres. DE = Kästner, E. (1929). Emil und die Detektive (edición de 1950). Berlín: Williams. ES = Kästner, E. (1931). Emilio y los detectives. (Traducción de E. Benítez). Madrid: Cenit. Referencias bibliográficas Albrecht, J. 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