11 millones de años de ciclos de biostaxia-resistaxia en la cuenca oligoceno-miocénica de as pontes en Galicia

  1. I. Macías-García
  2. A. Pérez Alberti
  3. A. Martínez Cortizas
  4. C. Nieto
  5. X. L. Pérez Otero
  6. M. C. Monterroso
  7. M. T. García González
  8. R. Valle
  9. F. Macías
Revista:
Edafología

ISSN: 1135-6863

Ano de publicación: 2007

Volume: 14

Número: 1-3

Páxinas: 67-98

Tipo: Artigo

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Resumo

La apertura de la mina de lignitos de As Pontes, prácticamente hasta su base, ha permitido estudiar con detalle la naturaleza y procesos de formación de un yacimiento Oligoceno-Miocénico con hasta 500 m de depósitos sedimentarios producidos durante unos 10-11 millones de años. El yacimiento está caracterizado por la alternancia de capas de carbón (lignitos, fundamentalmente lignito pardo) separadas por capas de sedimentos detríticos de textura variada. Dentro de esta secuencia se ha podido comprobar que la formación del carbón se ha producido mayoritariamente en un ambiente pantanoso, con vegetación dominada por géneros como Thypha y Juncus, que se desarrollaron en suelos hidromorfos, fundamentalmente Gleisoles e Histosoles. En condiciones de pH próximas a la neutralidad y ambiente anóxico-subóxico en el que el Fe se reduce al estado ferroso, dando origen a la formación de nódulos y concreciones de siderita y sulfuros biogénicos. La siderita, aparece claramente asociada a la rizosfera de macrófi tos acuáticos dentro de antiguos horizontes gleicos, con segregación y movilización de Fe (Bg y Cg o Cr) teniendo la respiración de las raíces una clara relación con la formación del mineral. Estos suelos tenían horizontes superfi ciales muy ricos en materia orgánica (H Hísticos o A móllicos o úmbricos) que, posteriormente fueron fosilizados por aportes torrenciales ricos en materiales caoliníticos derivados de suelos bien drenados (probablemente suelos ferralíticos) del entorno de la cuenca. La fosilización y posterior subsidencia de los suelos hidromorfos dio origen a la conversión de los horizontes superfi ciales en las capas de carbón y a la compactación de los materiales. Posteriormente, el material torrencial de cobertura fue edafi zado de nuevo con mayor o menor intensidad y duración. En los sistemas laterales de los depósitos aluvio-torrenciales se han identifi cado Plinthosoles, suelos rojos fermonosialíticos muy evolucionados y corazas lateríticas, lo que pone de manifi esto la variedad de condiciones de evolución edáfi ca y climática que tuvieron lugar. La alternancia de condiciones de biostaxia (formación de suelos en condiciones hidromorfas en la cuenca y de buen drenaje en los taludes laterales) y de resistaxia (erosión, aportes aluvio-torrenciales y fosilización de los suelos) debió responder a cambios climáticos (probablemente oscilaciones de períodos húmedos a otros con mayor aridez o con estación seca muy contrastada). Se han identifi cado claramente dos grandes fases evolutivas. Una, inicial, de muy probable infl uencia marina, y con posibles suelos de manglar o marisma, con neoformación de arcillas esmectíticas, y, otra, claramente continental, con arcillas caoliníticas y suelos de tipo Histosol, Gleisol y suelos gleicos incipientes, que fueron fosilizados sucesivamente. Más de 30 ciclos de edafogénesis y fosilización se han sucedido en los 10-11 millones de años de evolución de la cuenca durante la formación de los lignitos terciarios, explicándose esta enorme variabilidad por las condiciones de la cuenca con fallas activas alpinas, creación del relieve por efectos de levantamientos y hundimientos y los cambios climáticos del Oligoceno-Mioceno, especialmente en la distribución de las precipitaciones. La repetición de esta alternancia ha originado una secuencia de paleosuelos oligocénicos y miocénicos superpuestos, claramente identifi cables por los rasgos edáfi cos, la mineralogía de sus componentes y la presencia de rizosferas carbonizadas y piritizadas. Los efectos tectónicos, la subsidencia de la cuenca y las consecuencias del proceso de explotación minera, con su modificación de las condiciones hídricas y del estado redox, han incrementado la complejidad de la secuencia evolutiva y la dificultad para interpretar los procesos edáficos y geoquímicos que se sucedieron