Los coroneles Rocha, Antonio Lorenzo y José de la Rocha, precursores de la introducción del Neoclasicismo en las capitales canarias

  1. DÍAZ-REIXA SUÁREZ, MIGUEL
Supervised by:
  1. Manuel Martín Hernández Director
  2. Rosario Alemán Hernández Director

Defence university: Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Fecha de defensa: 08 April 2016

Committee:
  1. Francisco Ortega Andrade Chair
  2. Benito García Maciá Secretary
  3. Ricardo J. Santana Rodríguez Committee member
  4. Ana María Quesada Acosta Committee member
  5. Juan Manuel Monterroso Montero Committee member

Type: Thesis

Abstract

Los Coroneles Rocha, Antonio Lorenzo y José de la Rocha, precursores de la introducción del Neoclasicismo en las capitales canarias. Autor de esta Tesis: Miguel Díaz-Reixa Suárez. Departamento de Construcción Arquitectónica. ETSA ULPGC, 2015. El tema esencial de esta Tesis son dos coroneles-arquitectos del Antiguo Régimen, que personifican la elevación y caída del linaje de Rocha: el Coronel padre, a D. Antonio Lorenzo de la Rocha Bethencourt (Las Palmas de GC, 1712 - 1783), y el Coronel hijo, su sucesor D. Joseph de la Rocha y Alfaro (Las Palmas de GC, 1743 - Puerto. de Sta. María, 1800). Ellos culminaron una eminente trayectoria –salineros, dirigentes, terratenientes-, dirigiendo la construcción del templo simbólico de la religiosidad de la isla –la basílica de Teror- y el digno e innovador Hospital de San Martín, de Las Palmas. Porqué entonces sus biografías y la de su sucesión aparecen silenciadas, puestas en sordina socialmente, también por la historiografía? Tema sensible que merecía una honda exploración. Escollos insuperables, los hubo: los archivos privados –excluyendo honrosamente los de Acialcázar y Museo Canario-: por ello, esta Tesis es una síntesis de aproximación, provisional, abierta a futuros esfuerzos. No conocemos ni una sola imagen gráfica, personal de los dos Coroneles Rocha. Y deben existir, en alguna de las dos Casas –que nos negaron su colaboración- con las que entroncó el árbol caído de los Rocha. En la indagación histórica, mirar a la cara al personaje, ayuda siempre. Necesitamos esas imágenes, y hay que encontrarlas. Seguir a ciegas? No, gracias. Queremos la información, no la propiedad de los documentos. Según se avanzó, más y más argumental fue apareciendo el Coronel hijo. Su infortunio personal es lo que explica que su linaje fuera socialmente desbancado de la primera línea y es la que nos mete de lleno en la gran historia de la época. Un batallón canario fue levado por sorteo, sin equipamiento, al frente del cual fue puesto este Coronel, y enviado a batirse en la raya de Francia en la Guerra de la Convención que declaró el monarca Carlos IV a la Primera República Francesa (1793-1795): una guerra desigual y a muerte donde lucharon con el honor esperado, como certificaron sus jefes en primera línea. Pero la rendición del inexpugnable Castillo de Figueras –cinco veces en 150 años-, su cautiverio en Toulousse, su prisión repentina y un Consejo de Guerra amañado –puede intercambiarse los términos-, seguidos de la fulminación universal por Carlos IV, el intento de recobrar el rango y honor perdidos en la armada española y su muerte en epidemia sin haberlo conseguido, impidieron la rehabilitación. Y ha sido una crónica local, cuasi-popular, la que resolvió el enigma que había enmarañado la máquina oficial del desprestigio. Esa familia Rocha fue aplastada por la deshonra regia, pero el tendero don Antonio Betancourt conocía bien a los Rocha como vecinos de la calle Peregrina. Y nos dio la clave, la del honor, la de la verdad. Y la compulsamos mediante la meticulosa historia naval inglesa basada en las bitácoras de los capitanes de la Royal Navy –dispuestas vía Internet, como deberían estar ya todos los archivos locales y del mundo, para desmontar tanta mentira y media-verdad en la historia-. Padre e hijo formaban el tándem habitual en los oficios durante el Antiguo Régimen, incluyendo la construcción arquitectónica –y saber mandar-: las sagas gremial-familiares que transmitían el conocimiento y organizaban el tajo o introducían los nuevos gustos o estilos. Es lo que hicieron ellos acerca del Neoclasicismo, precediendo a Diego Nicolás Eduardo y José Luján Pérez –pese a su peripatetismo en la escultura-. El eslabón de enlace y sucesión profesional, disciplinar, entre padre e hijo fue la obra de permanente ampliación del complejo sanitario del Hospital de San Martín, en 1783, con la firma por D. Josef de la Rocha de las certificaciones de obra de la Casa de Misericordia que hasta días antes de fallecer firmaba D. Antonio. Un Anexo –La tropa de los Coroneles- expone qué eran en realidad las Milicias Provinciales. Eran la guerrilla popular de la defensa del país que ellos, los Coroneles, instruían y hacían operar sobre el terreno. ¿El real cuerpo llano de amigos del país contra la piratería?