Patrones alimentarios y resistencia a la insulina en adolescentes europeos

  1. SESÉ SÁNCHEZ, MARÍA ASCENSIÓN
Dirixida por:
  1. David Jiménez Pavón Director
  2. Luis A. Moreno Aznar Director

Universidade de defensa: Universidad de Zaragoza

Fecha de defensa: 26 de xaneiro de 2016

Tribunal:
  1. María Rosaura Leis Trabazo Presidenta
  2. Juan Francisco León Puy Secretario/a
  3. M Cristina Azcona San Julián Vogal

Tipo: Tese

Teseo: 401718 DIALNET

Resumo

La adolescencia es un periodo crítico de desarrollo biológico, psicológico, sexual y social, que se acompaña de cambios de comportamiento en la alimentación, la actividad física y el sedentarismo, con posibles influencias sobre numerosos indicadores de salud, entre ellos la resistencia a la insulina. Esta se considera un precursor de la Diabetes Mellitus tipo 2, siendo un hallazgo frecuente entre los niños y adolescentes que conduce a consecuencias para la salud a largo plazo, como la Diabetes Mellitus tipo 2 y el Síndrome Metabólico. En adolescentes, las características más frecuentemente identificadas como precursoras de la Diabetes Mellitus de tipo 2 son la intolerancia a la glucosa y la resistencia a la insulina. El objetivo general de esta Tesis Doctoral ha sido examinar la asociación de las conductas alimentarias y preferencias alimentarias, con marcadores de resistencia a la insulina y un conjunto de factores de riesgo metabólico (después de ajustar por posibles factores de confusión, incluyendo la grasa corporal) en adolescentes europeos. Además, valorar la asociación de varios índices de calidad de la dieta, con y sin actividad física; composición corporal (a través de distintos métodos: antropometría, bioimpedancia); y un conjunto de factores de riesgo potenciales (marcadores de grasa corporal, hábitos alimentarios, hormonas, biomarcadores inflamatorios, vitamina D, actividad física, y condición física) en relación con los marcadores de resistencia a la insulina en adolescentes europeos. Los adolescentes estudiados en la presente Tesis Doctoral estaban incluidos en el estudio HELENA (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence), siendo la muestra total de 3528 adolescentes de entre 12,5-17,5 años, el cual se llevo a cabo en diez ciudades europeas (Atenas en Grecia, Dortmund en Alemania, Gante en Belgica, Heraklion en Grecia, Lille en Francia, Pecs en Hungria, Roma en Italia, Estocolmo en Suecia, Viena en Austria y Zaragoza en España). Los resultados indican que a) No tomar el desayuno o el consumo frecuente de snacks regularmente el fin de semana, así como el consumo de determinados alimentos y bebidas azucaradas se asocia con resistencia a la insulina y un elevado riesgo cardiometabólico. b) La incorporación de la actividad física a un índice de calidad de la dieta permite observar una asociación inversa con la resistencia a la insulina. c) En adolescentes europeos, el exceso de grasa corporal se asocia a una menor sensibilidad a la insulina. d) Niveles adecuados de Vitamina D y condición física cardio-respiratoria, y menor adiposidad son factores protectores para la aparición de resistencia a la insulina. En conclusión, las consecuencias perjudiciales de ciertas conductas alimentarias y preferencias en el consumo de ciertos alimentos y bebidas, pueden ser contrarrestadas con programas de intervención adecuados, incluso en adolescentes sanos, para hacer frente a los factores de riesgo metabólico y prevenir la resistencia a la insulina. El aumento en la calidad de la dieta y la inclusión de un nivel óptimo de actividad física podría prevenir la resistencia a la insulina en adolescentes sanos. Los índices de masa grasa se asocian con resistencia a la insulina, independientemente de varios factores de confusión, incluyendo los índices de masa libre de grasa. Además, la cantidad de masa grasa influye en la relación de la masa libre de grasa con la resistencia a la insulina. Existe un dimorfismo de género en la identificación de factores de riesgo para la resistencia a la insulina. Asegurar unos buenos niveles de condición física cardio-respiratoria y vitamina D, y disminuir la grasa corporal (consecuentemente la leptina) tienen un efecto favorable en relación con la mejora de la sensibilidad de la insulina.