La administración local en la Dictadura de Primo de Rivera

  1. Gómez Pedreira, José Antonio
Dirixida por:
  1. J. L. Gómez Navarro Director

Universidade de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Ano de defensa: 2008

Tribunal:
  1. Faustino Fernández-Miranda Alonso Presidente/a
  2. Pedro Carlos González Cuevas Secretario/a
  3. Eduardo González Calleja Vogal
  4. José Ignacio Vidal Portabales Vogal
  5. Pedro Martínez Gómez Vogal

Tipo: Tese

Resumo

La Dictadura de Primo de Rivera, implantó en España un modelo de Administración Local sin referentes claros ; sus influencias pueden referirse al sistema francés por mantener al Alcalde como delegado del Gobierno y a la figura del Gobernador Civil como representante de la administración central en cada Provincia. Los modelos alemán e inglés aportan el concepto de autonomía, que el Régimen de Primo de Rivera incorporó a los Estatutos Provincial y Municipal. El 30 de septiembre de 1923, se dictó el Decreto de disolución y sustitución de todos los concejales de los Ayuntamientos de España, como un indicio de la importancia que el nuevo régimen le otorgó al gobierno de los Municipios españoles. La intervención se produce a través de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, con el criterio de propiciar una etapa regeneracionista . El proceso de sustitución determinó que los sustitutos fueran vocales asociados con origen en el régimen de la Restauración. El 20 de octubre de 1923 se crean los delegados gubernativos que tienen por misión el control e intervención en el funcionamiento de las corporaciones municipales. Las sustituciones de los concejales se suceden en diversas etapas hasta la aprobación del Estatuto Municipal, en donde se inicia una época de mayor estabilidad en las instituciones locales. Los Estatutos Municipal de 1924 y el Provincial de 1925, influyeron en los regímenes posteriores, hasta el punto de que la República dejó en vigor gran parte del Estatuto Municipal, sobre todo en materia de Hacienda y Funcionarios Públicos. Es de destacar la importancia que los cuerpos de Secretarios e Interventores tuvieron en el funcionamiento de las Corporaciones Locales y en su posterior desarrollo. Con la Dictadura, la Provincia adquiere la dimensión de Ente Local, abandonando el criterio de una administración al servicio del Estado. Los gobernadores civiles convierten en los detentadores del poder. Los papeles cambian y los notables y caciques locales, no pueden ahora imponer sus criterios si no es a través de la figura de los gobernadores civiles, que tienen relación directa con Martínez Anido y Primo de Rivera. Se puede afirmar, que en la Dictadura de Primo de Rivera los partidos dinásticos perdieron para siempre su influencia en la política española, por el efecto que el Gobernador Civil ejerció en el ámbito de la Administración Local. Las disposiciones finales de los Estatutos dejaron en suspenso la celebración de las elecciones .Este hecho condicionó la propia legitimidad de las instituciones. Los concejales y diputados fueron nombrados directamente por los gobernadores civiles y el esquema corporativo pretendido por las normas legales, quedó sin aplicación práctica. No obstante, la administración local funcionó en sus estructuras como medio de reivindicación de asuntos locales, tal y como se desprende de los intentos de crear una mancomunidad de provincias en Galicia, según las actas de las reuniones que se llevaron a cabo en distintas etapas de la Dictadura. La evolución de los parámetros económicos, ponen de manifiesto que, también desde los Ayuntamientos españoles, se promovieron políticas de inversión y desarrollo que crearon una nueva e incipiente clase media, que empezaría a exigir una participación activa. El aumento de los sectores industrial y de servicios, en detrimento del sector primario, pone de manifiesto el desarrollo impulsado desde todos los ámbitos, y que en la Administración Local se llevó a cabo, fundamentalmente, mediante la apelación al crédito como medio idóneo para financiar las obras y servicios. La Dictadura no fue capaz de comprender la importancia que en este escenario tendría la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos. Y esa fue su asignatura pendiente y probablemente la causa de su caída.