Las relaciones intergeneracionales y los procesos educativos en la familia

  1. Jesica Núñez García 1
  2. Gabriela Míguez Salina 1
  3. Jesús García-Álvarez 1
  1. 1 Universidade de Santiago de Compostela
    info

    Universidade de Santiago de Compostela

    Santiago de Compostela, España

    ROR https://ror.org/030eybx10

Libro:
Pedagogía social, investigación y familias: libro de comunicaciones completas y conclusiones

Editorial: Universidad de las Islas Baleares = Universitat de les Illes Balears

ISBN: 978-84-09-08913-0

Ano de publicación: 2019

Páxinas: 32-42

Congreso: Seminario Interuniversitario de Pedagogía Social (31. 2018. Palma)

Tipo: Achega congreso

Resumo

Los procesos de cambio en el tejido social sitúan el envejecimiento activo y saludable como uno de los desafíos socio-económicos de la sociedad europea y española, y más concretamente de la gallega. Es por ello que el decrecimiento de la población, consecuencia de una mayor esperanza de vida y descenso de la natalidad, constituye un problema estructural que requiere de una mayor dinamización demográfica (Gutiérrez y Hernández, 2013). Esta realidad es manifiesta a través del índice de envejecimiento de España siendo este de un 120,4 frente a un 195,2, dato que representa a la totalidad de la Comunidad Autónoma de Galicia, ambas cifras del Instituto Nacional de Estadística (2018). Bajo la premisa del equilibro entre familia y Estado, es importante señalar que el aumento de la longevidad, atisbando una inversión demográfica, favorece un desarrollo del individualismo. Es decir, se añade presión a las diferentes estructuras familiares en detrimento de la responsabilidad que atañe a las políticas sociales gubernamentales (Bazo, 2008). Así pues, el alto grado de cohesión de las redes familiares en el ámbito nacional propicia las relaciones intergeneracionales y la preservación de la legitimidad social de la institución familiar, en un contexto donde la crisis del patriarcalismo tradicional contribuye a esta realidad (Marí-Klose y Marí-Klose, 2006). En este sentido, según Esping- Andersen (1999) las sociedades mediterráneas se caracterizan por un sistema de bienestar “familista” definido por el papel predominante de la familia en el apoyo, amparo y protección a todos sus miembros, así como por ser red estabilizadora ante los cambios sociales ocurridos. Concretamente, en este trabajo hemos empleado la investigación documental y una explotación de datos secundarios estadísticos, para realizar un análisis y descripción del estado actual de los estudios llevados a cabo en torno a las relaciones intergeneracionales y los procesos educativos derivados de ellas, identificando a las personas mayores del núcleo familiar como agentes educativos. Así, identificamos diferentes estudios significativos en el ámbito del envejecimiento activo y la educación familiar bajo la concepción de redes familiares y solidaridad intergeneracional. A partir de un enfoque interpretativo llevamos a cabo una revisión sistemática relacionada con nuestro principal propósito, como es el de analizar el proceso de mejora del bienestar de las personas mayores y de la infancia como consecuencia de las relaciones intergeneracionales y de los procesos educativos establecidos en la familia, presentamos un análisis de fuentes bibliográficas, tanto del contexto internacional como nacional, catálogos de bibliotecas, artículos de revistas especializadas y bases de datos pertenecientes a la temática de estudio. En el contexto gallego, el número de hogares de tres generaciones es de 65.694, correspondiéndose con el 6,19% del total (IGE, 2016). Se trata de una estructura familiar multigeneracional, que reúne dentro del ámbito de residencia a más de un núcleo familiar, generalmente, constituida por la familia de los progenitores y los hijos/as conviviendo. Esta estructura, muestra una complejidad en su nivel de funciones y jerarquías, puesto que históricamente, la familia se ocupaba de satisfacer todas las necesidades de sus individuos, proporcionar afecto y ser una unidad de producción e integración profesional; en la actualidad, dichas funciones son compartidas con diferentes instituciones públicas y privadas (Rodrigo y Palacios, 1998). Esta realidad también se refleja en el término “neofamilia extensa” acuñado por Elzo (2004) para referirse a una nueva estructura familiar caracterizada por las consecuencias de la incorporación de la mujer al mundo laboral de variables demográficas, económicas y sociales, la ayuda que proporcionan los abuelos/as en el cuidado de la infancia, derivando en la mudanza de ese pariente al hogar familiar sobre todo si antes formaba un hogar unipersonal. Así, una vez seleccionada la información y analizados los datos, la mayor participación y responsabilidad educativa de las personas mayores originada de unas relaciones cada vez más duraderas en el seno familiar se revela como una red de solidaridad intergeneracional clave para la cohesión social, a la vez que mejora el desarrollo afectivo-cognitivo, el proceso de socialización y la formación de la identidad de los menores (Pinazo y Montoro, 2004). En otras palabras, las relaciones intergeneracionales son un eje de continuidad familiar en un contexto, donde el envejecimiento de la población constata la preocupación sobre la cohesión, el equilibrio y el fomento de solidaridad entre generaciones y nuevas formas de cooperación en el ámbito familiar y social (Bazo, 2008). Siguiendo esta línea, Kenner, Ruby, Jessel, Gregory y Arju (2007) describen, en base a experiencias, las relaciones de aprendizaje intergeneracional como contextos en los que abuelos/as y nietos/as se apoyan mutuamente, se potencian la autoestima y desarrollan habilidades comunicativas. En este sentido, estamos en condiciones de afirmar que existe una importante correlación entre las relaciones intergeneracionales y el bienestar de las personas mayores y la infancia, pudiendo contribuir a su mejora. Además, se visibiliza la necesidad de incluir en los programas de educación familiar desde la infancia hasta la vejez.