Castilla libre. Anarquistas y campesinos en Castilla la Nueva durante la Guerra Civil española (1936-1939)

  1. Martín Nieto, Isaac
Dirixida por:
  1. Manuel Redero San Román Director
  2. Mariano Esteban de Vega Director

Universidade de defensa: Universidad de Salamanca

Fecha de defensa: 13 de xuño de 2019

Tribunal:
  1. Julián Casanova Ruiz Presidente/a
  2. María Dolores de la Calle Velasco Secretario/a
  3. Fernando del Rey Reguillo Vogal

Tipo: Tese

Teseo: 596740 DIALNET

Resumo

Los anarquistas no habían logrado movilizar a los campesinos cuando aconteció la rebelión militar de julio de 1936. La CNT era para ese entonces una organización esencialmente urbana. Andalucía era solo la excepción que confirmaba la regla. En el resto de España los anarquistas apenas contaban con seguidores entre los campesinos. Castilla la Nueva incluida. Un par de meses antes, en mayo, los anarquistas tenían en la región unas cinco decenas de sindicatos y agrupaban en los mismos a cerca de 36.000 afiliados. Pero buena parte de esos sindicatos y casi todos esos afiliados correspondían a la ciudad de Madrid. En esta zona la CNT era Madrid. Era sus albañiles, sus obreros del metal, sus transportistas, sus camareros, sus dependientes de comercio, sus ferroviarios y sus trabajadores de la madera. Todo cambió, sin embargo, durante la guerra a que condujo el fracaso de esa rebelión. Los anarquistas fundaron sindicatos por doquier, en toda la región, por todas las provincias, en infinidad de pueblos. Y los llenaron de campesinos. Y la CNT dejó de ser Madrid y sus obreros y empleados. Y pasó a ser una organización tanto urbana como rural. Pasó a ser tanto sus obreros y empleados como sus campesinos. Esta tesis explica el triunfo de los anarquistas entre los campesinos castellanos. Y lo explica destacando las condiciones sociales y políticas que lo permitieron. Porque la estrategia de los anarquistas de esta región fue exactamente igual a la de los del resto de la zona republicana. Consideraban que la socialización de los medios de producción, incluida la tierra, por supuesto, era uno de los requisitos de la victoria sobre los militares insurrectos. Por eso en todos los lugares pretendían los anarquistas movilizar a los jornaleros y a todos aquellos propietarios de tierra que no recurrieran al trabajo asalariado para construir colectividades con que cultivar tanto las fincas que hubieran sido expropiadas tras la rebelión militar a los terratenientes como las que aportaran esos propietarios de tierra voluntariamente. La razón de su éxito o de su fracaso no dependió, en consecuencia, de su estrategia, sino de que hubiera campesinos dispuestos a entrar en la CNT. Y eso fue precisamente lo que encontraron en esta región. Aquí abundaban tanto los jornaleros como esos propietarios que no necesitaban de mano de obra asalariada para sacar adelante sus explotaciones. Los primeros llevaban en la UGT desde antes de la guerra. Los segundos, en cambio, quedaron completamente desamparados e indefensos cuando la revolución que siguió a la rebelión militar, dirigida en la sociedad rural por socialistas y comunistas, se llevó por delante a las organizaciones políticas y sindicales conservadoras y reaccionarias que hasta entonces los habían movilizado y dejó malparada la capacidad del Estado de proteger a sus ciudadanos. La forma de explicar el triunfo de los anarquistas entre los campesinos castellanos es lo que ha determinado la estructura de la tesis. Está dividida en tres partes. En la primera relato la rebelión militar y la respuesta que recibió por parte de los partidos y los sindicatos de izquierda, describo las estructuras sociales y económicas que caracterizaban a la sociedad regional y analizo el proceso revolucionario que dichos partidos y sindicatos desataron tras la neutralización de esa rebelión militar. En la segunda parte detallo la situación en que estaban los campesinos y los anarquistas en el otoño de 1936, una vez que lo peor de la revolución hubo quedado atrás. Los primeros, desamparados políticamente y desprotegidos jurídicamente. Los segundos, todavía recluidos en Madrid. En la tercera parte examino la estrategia y la organización que los anarquistas adoptaron para meter en sus sindicatos a los medianos y pequeños labradores, describo el éxito que cosecharon entre los campesinos y la oposición que dicho éxito despertó entre el resto de las organizaciones políticas y sindicales y analizo el poder político y económico que la movilización de los campesinos permitió adquirir a los anarquistas y la estrategia que dichos campesinos llegaron a utilizar para alcanzar el poder sin necesidad de contar con los anarquistas.