La música en el Teatro Principal de Santiago de Compostela (1840-1914)

  1. LORENZO VIZCAÍNO, Mª DEL CARMEN
Dirixida por:
  1. Carlos Villanueva Abelairas Director

Universidade de defensa: Universidade de Santiago de Compostela

Fecha de defensa: 12 de xullo de 2019

Tribunal:
  1. Elena Torres Clemente Presidente/a
  2. Francisco Javier Garbayo Montabes Secretario
  3. Beatriz Martínez del Fresno Vogal
Departamento:
  1. Departamento de Historia da Arte

Tipo: Tese

Resumo

El objetivo principal de esta investigación es analizar las actividades musicales que tuvieron lugar en el Teatro Principal de Santiago de Compostela entre 1840 -año de su apertura- y 1914. Dentro de las variadas actividades que programó en estos años (representaciones de teatro, homenajes a personajes compostelanos, bailes…), las que ocuparon la mayor parte del tiempo las tablas de su escenario fueron las relacionadas con la música, es decir, conciertos de distinta naturaleza y representaciones de óperas y zarzuelas. Estos años cuarenta/ cincuenta fueron los primeros de este coliseo aunque no los más productivos, la edad de oro de éste vino posteriormente en el último cuarto de siglo XIX con la vorágine de las zarzuelas. En los primeros años del Teatro el volumen de actividades fue menor, debido a las malas comunicaciones terrestres de la ciudad y que aún no había florecido la zarzuela, que sería el repertorio que atraería a nuevos estratos de público que no eran los habituales hasta entonces en el coliseo compostelano, ya fuese facilitado por el abaratamiento de las entradas y acortamiento de la duración de las representaciones con la llegada del teatro por horas, o por la mayor cercanía al público en general de los temas tratados en los libretos de las obras. Las compañías que visitaban el coliseo compostelano eran principalmente foráneas: en el caso de las de ópera eran de origen italiano frente a las de zarzuela que eran creadas en Madrid y después recorrían las provincias en sus giras. En el caso del Teatro Principal no existía una orquesta propia para acompañar las funciones de ópera y zarzuela: se contrataban músicos puntualmente según las necesidades. En unos casos las compañías traían una serie de músicos como base que se completaban con intérpretes locales, mientras que en otras ocasiones se creaba íntegramente una orquesta con los músicos de la ciudad. Así, tanto los que componían la orquesta como los que participaban en los conciertos, eran normalmente compostelanos; eran los habituales las diversas actividades musicales que tenían lugar por toda la ciudad y procedían en su mayoría del entorno de la Catedral. Los músicos de la Capilla se incorporaron a la vida musical civil a raíz de las distintas desamortizaciones, al permitírsele el pluriempleo para completar los menguantes sueldos de una Iglesia decadente. Eran los mismos músicos catedralicios los que tocaban en el foso del Teatro o en los conciertos, participaban en la Tuna, impartían clases en las Real Sociedad, tocaban en los cafés o se incorporaban a la Banda Municipal. Entre los más reconocidos podemos citar a José e Hilario Courtier, Santiago Tafall, Eduardo Dorado, Manuel Valverde, Enrique Lens, Manuel Chaves o Ángel Brage. Entre las figuras de instrumentistas foráneos que pasaron por el Teatro Principal hemos encontrado grandes personajes de la época que incluyeron Santiago de Compostela dentro de sus giras, como fueron Pablo Sarasate acompañado por el Sexteto Arche o Berta Marx, Andrés Gaos, el Sexteto Arbós o el Cuarteto Francés. También lo hicieron grandes voces gallegas con proyección nacional, como Gerardo del Castillo y Daniel Méndez Brandón u otros cantantes foráneos, ya fuesen miembros de compañías de ópera o de zarzuela que estaban de paso por la ciudad o solistas extranjeros en gira, como Emma Nevada o Antonio Baldelli. El cambio social, con el paso de los años, tuvo su reflejo en el público del Teatro que estaría dominado por la nueva burguesía. Los asistentes a las funciones correspondían a las clases acomodadas y las familias más ricas de la sociedad compostelana aunque, obviamente, en las zonas en las que las entradas eran más baratas estaban ocupadas por las clases menos pudientes como era el caso de los bulliciosos estudiantes. Este último grupo del público solía tener comportamientos poco recomendables, por lo que era habitual que se dictasen abundantes bandos por el ayuntamiento sobre la necesidad de velar por el cumplimiento de las reglas de la moralidad pública. Temas como la intervención de la Iglesia en las orientaciones de la programación, o la propia censura ejercida directa o indirectamente a través de bandos o de la prensa, son temas que acompañan el análisis de la vida musical del teatro Principal en aquellos años.