El concepto "Un mundo, una salud" en los inicios del siglo XX:El dr. D. Marcelino Ramírez García (1864-1940) veterinario militar y médico
- Ponte Hernando, Fernando Julio
- Juan Manuel Alonso Rodríguez Director
- Miguel Ángel Vives Vallés Co-director
Universidade de defensa: Universidad de Extremadura
Fecha de defensa: 07 de xuño de 2019
- María Castaño Rosado Presidente/a
- José Manuel Cifuentes Martínez Secretario
- Miguel Hermoso de Mendoza Salcedo Vogal
Tipo: Tese
Resumo
Desde hace una década, la comunidad científica internacional ha tomado mayor conciencia de la necesidad de mantener una salud integral. Si hay más de 300 zoonosis, si el 60% de las enfermedades infecciosas humanas, así como un 75% de las enfermedades humanas emergentes reconocen un origen animal, y hay un 80% de agentes patógenos que pueden ser usados en bioterrorismo, es evidente la urgencia de acciones coordinadas a nivel mundial. Acompaña a todo ello el desequilibrio ecológico ocasionado por el cambio climático que propicia la aparición de especies no autóctonas, en lugares donde antes las temperaturas más bajas lo impedían. Esto se ha plasmado en un auténtico nuevo paradigma de actuación de los agentes mundiales de salud que se ha concretado como el Concepto: "Un mundo, una Salud". (One World, One Health, cuyo acrónimo es OWOH). La Asociación Mundial Veterinaria, La OMS y diversas agencias nacionales se reúnen periódicamente a los efectos de aunar esfuerzos para mejorar los sistemas de información, de declaración de enfermedades, y la comunicación entre ellos. Como todo nuevo paradigma, no ha aparecido "Ex novo" sino tras un proceso de decantación de décadas en que los problemas eran conocidos pero, de algún modo, el acuciante estado de necesidad de coordinación no había alcanzado su madurez. Esto es difícil de entender, dado el tiempo transcurrido desde la eclosión del paradigma etiológico, en particular el microbiológico en las últimas décadas del siglo XIX. Con ánimo de estudiar posibles precursores y antecedentes de esta cuestión nos hemos centrado en la obra de un personaje polifacético desconocido hasta el momento por todos los estudiosos médicos y veterinarios a los que consultamos sobre su figura. Marcelino Ramírez García [Bergasa (La Rioja) 1864 ‐ Logroño 1940] fue un veterinario militar y médico español, destacado científico, que dedicó la mayor parte de su trabajo a la tuberculosis, tanto en la patología animal como humana, y a la relación entre ambas. Fue un salubrista integral en la lucha contra ese azote de la vida que se ha llamado «La Peste blanca». Pretendemos hacer un estudio crítico de su obra y rescatar su memoria del olvido. Su obra fue notable. Sus publicaciones más reseñables fueron su tesis doctoral, en Medicina, de 1907, titulada: La tuberculosis bajo el punto de vista de su transmisión recíproca entre los animales y el hombre, que publicó en 1908, con el título de La tuberculosis desde el punto de vista sanitario, económico y sociológico, y el libro Tuberculinodiagnóstico y Tuberculinoterapia, de 1912, destacado por la prensa veterinaria y médica y que le prologó el prestigioso Doctor y académico D. José Verdes Montenegro. También son de reseñar: Diagnosis y terapias específicas del muermo en el ganado del Ejército de 1916 y su obra pediátrica: Tisiología de la Infancia de 1926. Se alineó con las corrientes científicas más avanzadas de investigación y laboratorio en su momento, siendo un contagionista convencido, frente a los que defendían el papel preponderante de la herencia en la transmisión de la tuberculosis. Mantuvo un encomiable interés por la cobertura social de la enfermedad para pobres y niños. En su vida científica y personal se evidencian claramente dos etapas principales. La primera en Logroño de 1887 a 1916 y la segunda en Galicia de 1916 a 1926 como Jefe de veterinaria militar de la 8ª Región militar, con sede en La Coruña. Fue asimismo Médico y Director del dispensario antituberculoso de La Coruña y Profesor de la Cátedra ambulante del Consejo Provincial de Fomento, junto al famoso veterinario Rof Codina. Desde esta cátedra impartían formación en sanidad animal y humana, por ciudades, villas y aldeas; manteniendo Ramírez un sorprendente equilibrio en el ejercicio, investigación y docencia, en sus dos profesiones. Siendo en todo momento un salubrista convencido de la importancia de la interacción entre animales y hombres sanos. Fue hombre de laboratorio y realizó pruebas de diagnóstico y tratamiento tuberculínico con diversas especies animales: vacas, ovejas, cabras, cerdos, caballos etc. lo que le dió un conocimiento directo del problema. Mantuvo durante años el convencimiento de las virtudes de la terapia tuberculínica, en un momento en que no había muchas más opciones terapéuticas y en el que grandes tisiólogos como Verdes Montenegro y muchos otros señalaban esta técnica como de elección. Hasta que en sus últimos años de vida, se desengañó de ella y volvió a preconizar la prevención como única solución al problema, a la luz de la ciencia del momento. En cuanto al muermo, grave enfermedad de los équidos y sus cuidadores, con notable influencia en los cuarteles militares de la época, que poseían abundantes caballos y mulos, también preconizaba el diagnóstico y la terapia con maleína, en paralelo con lo que hacía con la tuberculosis. Acudió a multitud de congresos veterinarios, médicos y de ciencias afines y comunes, como los de Higiene y Salud Pública, a los que, casi siempre, presentaba notables trabajos en varias áreas. Representó a Galicia en los foros nacionales de la lucha antituberculosa en varias ocasiones. Visitó, para ampliar estudios, diversos países europeos, viajes en los que tomaba referencias de los avances tanto de la medicina animal como de la humana y de las técnicas, aparataje e instalaciones hospitalarias. En su momento recibió el general reconocimiento de la comunidad científica, siendo merecedor de diferentes premios por sus actividades veterinarias y médicas, civiles y militares. Creemos que se le puede considerar un importante precursor del concepto: «Un Mundo, una Salud».