Homeostasis de la glucosa e insulina, y niveles de ghrelina en la hepatopatopatía crónica avanzada antes y después del trasplante hepático

  1. Diz-Lois Palomares, Teresa
Dirixida por:
  1. Fernando Cordido Carballido Director

Universidade de defensa: Universidade da Coruña

Fecha de defensa: 18 de febreiro de 2010

Tribunal:
  1. Jorge Teijeiro Vidal Presidente/a
  2. Miguel Pérez Fontán Secretario/a
  3. José Ignacio Vidal Pardo Vogal
  4. Luis Felipe de la Cruz Palomino Vogal
  5. Arturo González Quintela Vogal

Tipo: Tese

Teseo: 287657 DIALNET

Resumo

ntecedentes: Los pacientes cirróticos presentan resistencia a la insulina y una mayor prevalencia de diabetes mellitus, con cifras variables en la literatura. Su evolución tras el trasplante hepático puede ser a la mejoría o al empeoramiento por la aparición de factores de riesgo para diabetes de novo. Los pacientes cirróticos además presentan mayor prevalencia de desnutrición. La ghrelina en estados de desnutrición aumenta, y en estados de resistencia a la insulina puede verse disminuída. Existen datos discordantes sobre los niveles de ghrelina en pacientes con cirrosis, y ningún dato tras el trasplante hepático. Objetivos: determinar la presencia de DM, la sensibilidad y secreción de insulina, además de los niveles de ghrelina, en pacientes cirróticos en lista de espera de trasplante hepático y ver su evolución tras el trasplante. Materiales y Métodos: Se realizó un estudio prospectivo con una muestra de 21 pacientes cirróticos en lista de espera de trasplante hepático Se valoraron antes y durante el primer año tras el trasplante hepático datos generales, de función hepática y se realizó un test de tolerancia oral a la glucosa con curvas de glucosa, insulina y ghrelina, determinando el diagnóstico de DM según criterios de la ADA, calculando la resistencia a la insulina con los índices HOMA-IR, QUICKI, y de secreción de insulina con AUC-insulina y el índice insulinogénico. Se compararon estas variables con 10 controles sanos ajustados a los pacientes por edad, sexo e IMC. Se volvieron a recoger estos datos al primer, tercer, sexto y duodécimo mes post-trasplante hepático, comparándolos con los datos antes del trasplante. Se analizaron las correlaciones de la ghrelina, especialmente con la insulina y los índices de Resistencia a la insulina, y las variables asociadas a la presencia de DM al año del trasplante. Resultados: un 66.7% de pacientes cumplían criterios de DM (42.8% de ellos de nuevo diagnóstico tras realizar el TTOG). Los pacientes tenían mayor resistencia a la insulina, estimada por los índices HOMA-IR y QUICKI, y menor secreción de insulina en la primera fase (índice insulinogénico). La ghrelina fue menor en pacientes, en el límite de la significación estadística, y tras el TTOG presentaron un descenso de sus niveles, con un nadir de la curva menor a la de los controles. La grhelina presentó una correlación negativa con el IMC en los pacientes. El AUC-ghrelina presentó una correlación negativa con el AUC-insulina, y los niveles de ghrelina a los 30, 60 y 90 min del TTOG también presentaron una correlación negativa con los niveles de insulina a los 30, 60 y 90 min del TTOG. Tras el trasplante hepático se produjo una normalización de la función hepática. Los pacientes persistieron con datos de resistencia a la insulina. En el primer, tercer y sexto mes post-THO presentaron una disminución de la secreción de insulina (AUC-insulina e IGI) respecto al pretrasplante. Los pacientes diabéticos presentaron mayor resistencia a la insulina al primer, tecer y sexto mes post-THO, y un menor IGI desde el pretrasplante al duodécimo mes post-THO que los pacientes no-diabéticos. Los niveles basales de ghrelina al primer, tercer, sexto y duodécimo mes post-THO presentaron un aumento significativo comparado con el pretraplante. Tras el TTOG al sexto mes post-THO, las curvas de ghrelina fueron comparables a los controles, con aumento del AUC-ghrelina frente a las curvas en el pretrasplante. Solamente en los pacientes diabéticos se encontró una correlación negativa de los niveles de ghrelina basal y durante el TTOG con los de insulina basal y durante el TTOG, al sexto mes post-THO. También se encontró una correlación negativa entre la resistencia a la insulina (QUICKI) y los niveles de ghrelina basales al sexto mes post-THO en pacientes diabéticos. Las variables relacionadas (análisis univariante) con la presencia de DM al año del trasplante fueron la presencia de DM pretrasplante, mayor resistencia a la insulina, menor secreción de insulina (AUC-insulina e IGI) en el pretrasplante. Conclusiones: la DM es muy frecuente en pacientes cirróticos en lista de espera de trasplante hepático. Tras el trasplante persiste un estado de resistencia a la insulina estimado por los índices QUICKI y HOMA-IR, y la secreción de insulina disminuye, sobre todo los primeros 6 meses y en los pacientes diabéticos. La presencia de DM pretrasplante es el principal factor asociado a la presencia de DM al año del THO. Parecen existir menores niveles de ghrelina en cirróticos en lista de trasplante. Esto podría estar relacionado con el estado de resistencia a la insulina en estos pacientes. Los niveles de ghrelina aumentan tras el trasplante, lo cual podría tener un papel en la mejoría de los parámetros nutricionales en estos pacientes.